“La medicina integrativa me permitió ver a mis pacientes como seres completos, no solo enfermedades”
Por el Dr. Luis Montaño García
Confieso que al inicio de mi práctica médica, me movía por el paradigma tradicional: diagnóstico preciso, tratamiento estándar, esperar resultados. Pero con los años, al ver cómo algunos pacientes —incluso con los mejores protocolos— se estancaban, me empecé a preguntar: ¿y si no se trata solo de la enfermedad sino de la persona en su totalidad? Fue entonces cuando la medicina integrativa irrumpió en mi práctica profesional y cambió mi forma de entender la salud.
1) ¿Qué es la medicina integrativa y por qué elegí este camino?
La medicina integrativa es un enfoque que combina lo mejor de la medicina convencional —diagnóstico, cirugía, farmacología— con terapias complementarias basadas en evidencia: meditación, acupuntura, nutrición consciente, ejercicio físico, equilibrio emocional. Su objetivo no es reemplazar los tratamientos convencionales, sino sumarlos — potenciar resultados, reducir efectos secundarios, mejorar calidad de vida.
Desde mi formación en medicina deportiva en la Universidad del Norte, vi que el rendimiento deportivo no dependía solo del músculo o de la técnica, sino del sueño, del manejo del estrés, de la nutrición y del equilibrio mente-cuerpo. Así, evolucionó mi mirada hacia un modelo holístico: la persona es mucho más que su diagnóstico.
En mis primeros años, trabajé con deportistas y pacientes con sobrepeso, hipertensión, problemas metabólicos. Fue cuando comencé a incorporar meditación, respiración consciente, terapias complementarias que mi consulta cambió: los pacientes respondían mejor, se recuperaban más rápido, mantenían cambios con mayor facilidad. Esta experiencia me llevó a formalizar el enfoque integrativo.
2) Cómo la integrativa potencia los tratamientos convencionales (y por qué lo vi en oncología)
Uno de los momentos más reveladores fue cuando acompañé a un paciente oncológico que recibía quimioterapia, cirugía y radioterapia, y además abrazó un plan integrativo: meditación diaria, nutrición adaptada, ejercicio moderado, manejo emocional con terapias de respiración.
Aunque no puedo prometer curas milagrosas, sí pude ver mejoras en su vitalidad, menor fatiga, mejor tolerancia al tratamiento, más ganas de vivir. En la literatura, la oncología integrativa está emergiendo como un campo que “complementa los tratamientos convencionales del cáncer con terapias que mejoran la calidad de vida del paciente, reducen efectos secundarios y potencian la eficacia de los tratamientos”.
En otro caso, una señora de 57 años, operada de cáncer de mama, con tratamiento estándar pero con mucha fatiga, poco sueño y estado de ánimo bajo, empezó un plan integrativo: yoga suave, nutrición antiinflamatoria, caminatas al atardecer, sesiones de integración mente-cuerpo. Al cabo de 6 meses comentó: “no solo me siento menos enferma, me siento viva”. Para mí, ese tipo de testimonios definen la medicina integrativa: no se trata solo de librarte de la enfermedad, sino de recuperar la vida.
3) El papel del ejercicio, la alimentación, la mente en la salud integral
Desde mi área de especialización —medicina deportiva— he comprobado que el músculo, la fuerza y la actividad física son verdaderas terapias. Cuando combinas un plan de fuerza + cardio + movilidad con una nutrición adaptada y un entorno emocional tranquilo, la respuesta metabólica cambia. Y cuando añades la dimensión mente-cuerpo, la sinergia se vuelve poderosa.
Ejercicio: trabajo de fuerza (2-3 veces/semana) y actividad aeróbica moderada (otras 2 veces) favorecen la captación de glucosa por el músculo, reducen insulina, mejoran metabolismo.
Alimentación: priorización de proteínas, fibra, carbohidratos de bajo índice glucémico; evitar picos de glucosa innecesarios; horarios adaptados al ritmo circadiano.
Mente y emoción: meditación, respiración consciente, manejo de estrés, descanso adecuado. Cuando el cuerpo está cansado o el sueño es pobre, ningún plan nutricional o de entrenamiento da su máximo.
En conjunto, estos pilares permiten reforzar el sistema inmunológico, reducir inflamación crónica y recuperar ese “motor interno” que muchas veces se ha detenido.
4) Evidencia, casos y transformación de vida
He trabajado con cientos de pacientes en los últimos años, de diferentes edades y condiciones, desde personas activas que no lograban bajar de peso hasta cáncer en tratamiento, hipertensión resistente o fatiga crónica. Algunos de mis aprendizajes:
- Pacientes que ya tenían protocolos recetados, pero añadieron un componente integrativo y vieron mejoras notables en energía, estado de ánimo y cumplimiento.
- Casos de sobrepeso/obesidad donde el tratamiento no era solo “medicación o dieta”, sino incorporación de estilo de vida —y los resultados fueron más sostenibles.
- Pacientes oncológicos que afirmaban sentirse “menos enfermos” durante su tratamiento, y que la integración mente-cuerpo-nutrición les permitió mantener actividad, relaciones sociales y ganas de vivir.
En la literatura también se refuerza: la medicina integrativa ha sido definida como un “enfoque holístico de curación que hace hincapié en la persona en su totalidad, combinando lo mejor de la biomedicina con terapias complementarias basadas en evidencia”. Y los análisis de revisiones sistemáticas señalan que ciertas intervenciones (meditación, nutrición, actividad física, acupuntura) tienen suficiente respaldo para considerarse como parte de la práctica clínica desde una visión integrativa.
Un testimonio que me quedó grabado: un paciente con linfoma que concluía su tratamiento estándar, incorporó yoga, meditación, nutrición personalizada y caminatas en grupo. No solo mejoró su marcador de fatiga, sino que su perfil psicológico cambió: “Ahora vivo con ganas, no solo sobrevivo”. Esa transformación personal, humana, es lo que diferencia este enfoque.
5) Cómo adoptar un enfoque integrativo en tu propia vida
Si estás leyendo esto porque quieres algo más que “la pastilla y el tratamiento”, aquí tienes una guía práctica, adaptada desde mi experiencia clínica:
- Actitud activa: reconoce que tú eres parte del proceso. El profesional guía, pero tú eres protagonista.
- Evalúa tu estilo de vida: ¿duermes lo suficiente? ¿Tu alimentación se basa en alimentos reales? ¿Tienes una rutina de fuerza y movimiento? ¿Gestionas bien el estrés?
- Selecciona terapias complementarias con respaldo: meditación, ejercicio, nutrición, acupuntura cuando esté indicada. No todas las terapias alternativas tienen evidencia equivalente — busca guía profesional.
- Integra al tratamiento convencional: esto no es “o” sino “y”. El tratamiento médico es esencial; lo integrativo lo potencia. En oncología, por ejemplo, la combinación mejora calidad de vida.
- Haz seguimiento medible: más allá de cómo te sientes, registra cómo duermes, cuántos minutos de actividad haces, cómo te alimentas, qué terapias complementarias practicas, tus marcadores si aplica.
- Sé paciente y constante: los cambios más profundos tardan 6-12 meses o más. No es un sprint, es un estilo de vida.
La mayoría de mis pacientes me dicen: “Pensaba que tenía que elegir entre la medicina convencional o lo natural; usted me mostró que se pueden unir y hay potencia real cuando lo hacen juntos”.
En Revive Wellness & Longevity no nos enfocamos solo en tratamientos estéticos o aislados: construimos un estilo de vida que aporte plenitud, salud y cambios físicos reales. Porque para bajar de peso, por ejemplo, no se trata únicamente de una intervención médica; es un camino de acompañamiento, un programa integral con resultados comprobados. Te invitamos a dar el primer paso hacia una vida donde salud y bienestar vayan de la mano.